miércoles, 18 de julio de 2012

La huida

La luna llena iluminaba toda la calle. Los habitantes de la ciudad dormían en sus camas, mientras una niña deambulaba solitaria por la calle. Aquella noche Chivi no había conseguido cobijo, pero como era verano no le importó quedarse a la intemperie. No podía dormir de todas formas. Pensaba en su vida, en porqué no tenia familia y en porqué tampoco podía tener amigos. De pronto la vio, parecía un fantasma, pero tenía cuerpo y caminaba. Su pelo rubio blanquecino le llegaba por debajo de la cintura y parecía la crin de un caballo o mejor, de un unicornio, brillaba mucho con la blanca luz de la luna. Sintió curiosidad de ver quién, al igual que ella, no podía dormir aquella noche. La siguió. La muchacha no volvió la cabeza hacia atrás ni una sola vez, parecía con un objetivo fijo y que nada podía detenerla. Se equivocó, la seguían, y no era Chivi, era un hombre de unos cuarenta años y con cara de pocos amigos. Chivi lo vio y sintio un impulso de proteger a la muchacha, era irracional, pero sabía que le iban a hacer daño. No podía permitirlo, pero ¿cómo? Otro impulso, salio corriendo y le robó el cinturón a aquel hombre, donde llevaba su saco con ámbar y donde sujetaba su arma, una daga afilada que calló al suelo y alertó a la pálida muchacha de su presencia. Ésta salió corriendo y se escondió en un callejón.
-Xila, sal, se que estás ahí y cuando te encuentre vas a saber a quién no deberías haber desobedecido.
¿Cómo, aquel hombre conocía a la muchacha? Chivi no entendía nada, pero aun así ese tipo parecía violento, así que decidió intervenir otra vez. Se escondió ella también al otro lado de la calle, y tiro un barril que estaba apoyado en un filo de madera. Lo había conseguido, el hombre iba hacia allí endemoniado, no le gustaba que le tomaran el pelo. Mientras, la chica rubia salió de su escondite y sin hacer ruido trepo el muro que había un poco más allá y se perdió de la vista.
Chivi se quedó absorta en lo que acababa de presenciar, intentando imaginar la historia de aquellos dos personajes, el motivo por el que la muchacha habría huido. Decidió salir ella también de la muralla y averiguar un poco más.
Cuando salió vio un caballo, un hombre y la muchacha de pelo blanco, un beso y amor, mucho amor. Ahora entendía algo más la situación. Aquel debía de ser el amor prohibido de la chica, y por lo que veía, habían decidido fugarse. Chivi se puso tensa, no creía que el hombre terco que había visto perseguir a la muchacha fuera a cesar en su búsqueda. Decidió apremiarlos, porque quedarse allí no era seguro, pero los enamorados nunca son conscientes del peligro.
-Eh, ¿pensáis quedaros en la puerta de la cuidad de la que estáis intentando huir toda la noche?
Xila se sobresaltó.
-Tranquila, has podido salir de ahí porque he hecho de cebo para la bestia que te perseguía. Me llamo Chivi.
- Pero si eres una niña, como puedes saber escabullirte así.
- Llevo toda mi vida escabulléndome. No puedes quedarte aquí más tiempo, ese hombre parecía muy persistente y no parecía que le gustase la idea de que te fugaras. ¿Es que no tienes prisa por ser libre?
- Si, pero pienso en lo que dejo atrás. Mi prima Ámbar. Espero que no la relacionen con esto, ella lo planeó todo, fue a avisar a Nerk de que debíamos fugarnos.
- Ya pero si no te vas, lo que ella haya hecho ha sido en balde.
- No la voy a ver más.
- Pero bueno, ¿tú que eres una adivina o qué?
- No puedo volver.
- Pero ella podría salir. Yo estoy aquí fuera ¿o no?
- Espera, tengo una idea, podría escribirle, y tu le das la carta. Me gustaría decirle que si algún día se cansa de la prisión que es esta ciudad, puede venir donde yo esté. ¿Mañana podrías salir y recoger el mensaje?
- Claro, ¿pero vosotros dos a donde os fugáis?
- A la ciudad de Nerk, no está muy lejos. Pero allí nunca me encontrarán, son todos como nosotros, nos parecemos todos mucho ¿sabes?
- Y cuando vaya a llevarte la respuesta ¿como te encontraré?
- Me llamo Xila, y él es Nerk.
- ¿Puedo ir con vosotros para ver el camino?
- No cabemos tres en un caballo.
- Para tí todo son problemas.
- Esperarme un minuto.
Al rato Chivi vuelve con una mula, robada por supuesto.
- En esta ciudad hay establos fuera de la muralla, ¿es que no lo sabías?
- No, pero luego ¿como vuelves?
- En mula.
- Me refiero a que tendrás que volver sola y eres muy pequeña.
- Tu preocúpate de escapar tú y déjame a mi en paz. ¿Por cierto, tu amigo es mudo?
- No, solo es tímido. Bueno vayámonos ya.
- Voy detrás de ti.



1 comentario:

  1. Ojalá volvieras a publicar algo. Lo creas o no, me gustaba leer tus historias.

    ResponderEliminar